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Oppenheimer, un hombre de su época que trascendió el tiempo

Oppenheimer, un hombre de su época que trascendió el tiempo

Para muchos el apellido Oppenheimer solo llegó a sus vidas revivido por la recientemente estrenada película homónima, del afamado director de cine, Cristopher Nolan. En la producción se buscó retratar la compleja figura de uno de los hombres más trascendentales y controvertidos del siglo XX, el del proyecto Manhattan; esfuerzo super secreto científico estadounidense que dio luz a la primera bomba atómica llamada ‘Trinity’, y posteriormente a sus dos hermanas: ‘Little Boy’, lanzada en Hiroshima, y ‘Fat Man’ sobre Nagasaki, los días 6 y 9 de agosto de 1945, respectivamente. Con estas dos detonaciones no solo desaparecieron más de 200 mil vidas humanas, también marcaron -a fuego- el fin de la Segunda Guerra Mundial y el comienzo de la era atómica. 

“No soy el único responsable de la bomba atómica, ni me enriquecí con ella. Es un error simpático que me atribuyan la invención de la bomba, porque no soy el único responsable”, así lo afirmó Oppenheimer en su conferencia en la rectoría de la Universidad de Chile, a las 19.00 horas del miércoles 23 de mayo de 1962.

La llegada al país de una figura tan colosalmente famosa fue ideada por al menos dos científicos, ambos parte del Instituto de Física y Matemáticas de la U. de Chile. “Considero muy destacable que un científico de la talla de Robert Oppenheimer haya visitado Chile y nuestra Universidad, su venida solo fue posible gracias dos figuras claves: Igor Saavedra, quien ofició de traductor en las presentaciones del académico estadounidense; y en segundo punto, pero no por ello menos relevante, don Carlos Martinoya Raggio (ingeniero civil de Beauchef titulado en 1945),  que en esa época ostentaba el cargo de director del Instituto de Física y Matemáticas (precursor del DFI), reconocido docente que posteriormente hizo sendos aportes a la fisiología”, así lo explica Patricio Aceituno, Ex Decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas y profesor Emérito de la Universidad. 

El “Destructor de mundos” que luego caminó hacia el pacifismo 

En su visita a nuestro país, Oppenheimer a través de sus declaraciones dio a conocer su pensamiento sobre la paz en el mundo y el aporte de los científicos en ella. “El mundo no será más el mismo, independiente de lo que hagamos con las bombas atómicas porque el conocimiento de su fabricación no puede conjurarse. Ese conocimiento existe y todas nuestras adaptaciones para vivir en una nueva era deben tener en cuenta su presencia virtual omnipotente, así como el hecho que no podemos modificar ese estado de cosas”, señaló Oppenheimer en su visita a nuestro país.

También indicó durante la conferencia de prensa que dio en la rectoría de la Casa central de la Universidad de Chile realizada el martes 22 de mayo de 1962, que: “La base de cooperación entre Oriente y Occidente es difícil de encontrar o describir. La gente está por encima de las diferencias ideológicas. Ambos mundos tienen una cultura común europea, interés por estudiar una misma naturaleza y un vínculo común que es pertenecer a una misma naturaleza. Muchos de nosotros (los científicos) tenemos la confianza que por estudiar problemas comunes estamos cooperando a formar un mundo pacífico”.

Su paso por Beauchef y el Instituto de Física y Matemáticas 

Cinco días duró la única visita a Chile del entonces Director del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos (cargo que antes ocupaba, nada menos, que Albert Einsten). “Lo recuerdo cuando dio su conferencia  él era un hombre muy inteligente, conocido en todo el mundo. Yo estaba en mi último año de Ingeniería Eléctrica y era muy joven para ese entonces, pero pienso que fue un privilegio poder estar ahí ese día”, así lo afirma el académico del Departamento de Física, Boris Chornik (82 años).

Eduardo Hardy, quien para ese entonces era estudiante de Física de la U. de Chile y que actualmente ostenta el grado de científico emérito del Observatorio Radioastronómico Nacional (NRAO) de Estados Unidos, también estuvo presente en aquella conferencia: “Lo que me sorprendió es que lo que él atacó fue un tema de lógica, no recuerdo que haya hablado de física o del Proyecto Manhattan”.

En su paso por Beauchef el profesor Oppenheimer visitó el Laboratorio de Cristalografía, lugar donde realizó una serie de experimentos con alumnos. A las 21:30 horas del viernes 25 de mayo de 1962 Robert Oppenheimer junto a su esposa, Katherine Harrison, despegaron de Chile rumbo a Nueva York (Estados Unidos). El 18 de febrero de 1867 el científico falleció de cáncer laringe, apagando así a una de las mentes más brillantes de la ciencia mundial. 

La figura histórica

El profesor Oppenheimer “fue un físico teórico de gran capacidad, que fue seleccionado para dirigir en el aspecto científico y técnico el proyecto Manhattan, que consistió en aprovechar la recientemente descubierta fisión nuclear, en la cual se libera una inmensa cantidad de energía. El proyecto se inició antes de la rendición de la Alemania nazi, porque surgió el temor de que los alemanes desarrollaran la bomba antes y los nazis la utilizaran contra sus enemigos. Habiéndose disipado dicho peligro, Oppenheimer no estaba de acuerdo con el cambio de objetivo ya que Japón estaba perdiendo la guerra y no había posibilidades que desarrollaran una bomba nuclear. Sin embargo, en el grupo de científicos que participaron en el proyecto Manhattan había otros que pensaban que había que continuar, y más aún, desarrollar la bomba de fusión nuclear, que es muchísimo más poderosa que las que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki. Entre ellos, sobresalía Edward Teller, que era también un físico teórico destacado y se enemistó violentamente con Oppenheimer. Por su asociación con personas de izquierda, sospecharon que Oppenheimer no era confiable para los nuevos proyectos y lograron apartarlo del acceso a lo que eran secretos militares. Así Oppenheimer volvió al trabajo académico y se comprende que lo hayan nombrado algo así como embajador científico y cultural”, concluye el profesor Boris Chornik. 

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